¿Puedo beber muchísimo solo una vez a la semana?

Cuántas veces hemos dicho u oído algo similar a: “yo solo salgo una vez a la semana y me bebo todas las copas que me tocaban” y como coletilla se añade: “pero eso no es emborracharse”.

 

Recientemente, los médicos gemelos Christopher y Alexander van Tulleken realizaron un experimento para el programa de ciencia que conducen en la cadena británica BBC que nos puede ayudar a dar respuesta a esta pregunta:

Durante un mes, uno de ellos siguió a rajatabla la dosis de alcohol diaria no perjudicial, estimada en dos copas de vino; mientras que el otro la acumuló toda solo los sábados, unas 15 copas. El deterioro de ambos hígados fue similar, pero el segundo acusó más sus estados de embriaguez: sus borracheras sabatinas llegaban a tal extremo que las consecuencias duraban varios días después, y la semana no le bastaba para recuperarse antes de la siguiente sesión.

 

Según Bernardo Ruiz, director de programa Victoria de desintoxicación, “existe un consenso generalizado con base científica de que dos unidades al día o 15 a la semana (entendida unidad como copa de vino) son tolerables para un hombre a pesar de su toxicidad”. Pero apostilla: “Siempre que esté sano y no tenga antecedentes de alcoholismo, claro”.

El problema se plantea cuando algunos hacen las cuentas a su manera: cómo no voy a beber en toda la semana,  el sábado  consumo todo el alcohol permitido. Es decir se beben 15 copas en unas horas. Esto supone un grave error, no se puede distribuir esta medida a nuestro antojo. “No beber durante la semana y tomarse en una sola noche el equivalente en alcohol a 15 copas de vino es una práctica de alto riesgo, no solo para nuestro hígado, también a la hora de generar adicción”, informa Ruiz.

 

 

Ruiz, aunque debe lidiar en su trabajo con la cara más dramática del consumo de alcohol y la adicción que provoca, rechaza planteamientos alarmistas: “Es absurdo pretender que todos nos volvamos abstemios de pronto, y más en una sociedad como la nuestra, en la que el alcohol forma parte de nuestro ADN cultural. Pasarse bebiendo copas de forma muy puntual y extraordinaria, por ejemplo en una boda, o en una cena de empresa, es asumible, pero siempre hay que tener en mente que es un exceso. Es como cuando circulas a 150 kilómetros por hora por una autovía en perfecto estado totalmente despejada; puedes argumentar que lo hacías con total seguridad, pero eso no quita que estás llevando a cabo una conducta de riesgo. Lo peligroso es no tener eso en cuenta, salir y tomarte de entrada tres chupitos para colocarte sin ser consciente de la envergadura de lo que estás haciendo. En ocasiones es mucho más peligrosa la intención que la cantidad de alcohol”.

 

Fuentes de referencia: Artículo publicado en la revista Icon de El País.

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